Recientemente, nuevos elementos y químicos han estado siendo utilizados para la fabricación de bienes y servicios a raíz del aumento de las tecnologías modernas, como por ejemplo, teléfonos celulares, computadoras portátiles, automóviles híbridos, dispositivos para trasplantes en biomedicina, y aparatos para la generación de energías renovables. Los elementos de tierras raras (como el cerio, europio, lantano, iridio, osmio, paladio, platino), al igual que otros minerales críticos como el cobalto, tántalo y el litio, son materias primas vitales para tecnologías avanzadas, particularmente en los sectores de defensa y energías limpias. Las baterías de última generación usan litio, y para evitar que se sobrecalienten al extremo se les agrega tántalo. En los trasplantes, el tántalo se usa para evitar que las prótesis se oxiden con el tiempo. Actualmente, China concentra la producción de tierras raras, creando un monopolio, que ha obligado a Estados Unidos y otros países a buscar en otras partes nuevos suministros. Chile es afortunado ya que posee riqueza geológica de estos elementos. El Ministerio de Minería ha reconocido el gran potencial que tiene Chile para la explotación de estos elementos desde nuevos yacimientos como la recuperación de estos desde relaves de la minería del Cobre, lo que hace que sea relevante comenzar a generar información y análisis respecto a estos metales.
Es así que la comunidad científica mundial ha empezado a estudiar si estos elementos antes poco utilizados pudieran causar algún problema en el ambiente y ecosistemas. El talio es más tóxico para los animales que el mercurio, el cadmio, el plomo, el cobre o el zinc. Estos contaminantes pueden cambiar los ecosistemas y pueden tener efectos graves en la vida silvestre y el medio ambiente natural, ya que muchos organismos ingieren o absorben sustancias químicas nocivas que finalmente pasan a través de la cadena alimentaria, por lo que los tóxicos se acumulan más en los depredadores superiores.
En este sentido, un grupo de investigadores de la Universidad de Concepción impulsó una búsqueda de conocimiento sobre el particular, y en conjunto con el Instituto Antártico Chileno (INACH) y el FONDECYT, empezaron a desarrollar proyectos de investigación. Uno de estos proyectos (“Determinación de elementos críticos tecnológicos en fauna de la Península Antártica”) está financiado por INACH y es liderado por el Dr. José Celis Hidalgo, académico del Departamento de Ciencia Animal, a través del cual busca establecer si estos elementos químicos representan algún riesgo para la fauna y la salud en ambientes remotos, como la Antártica. El otro proyecto (“Bioacumulación y transferencia trófica de elementos de tierras raras en ecosistemas de agua dulce desde diferentes lugares geográficos de Chile”) es financiado por FONDECYT y liderado por el Dr. Winfred Espejo, del mismo Departamento. Ambos proyectos se están ejecutando con la colaboración de la Dra. Paulina Bahamonde y Dr. Gustavo Chiang de la Universidad de Playa Ancha.
Los resultados han demostrado que el tántalo puede biomagnificarse a lo largo de las redes alimentarias marinas de ambientes costeros como la Patagonia Chilena, lo cuales fueron publicados en la prestigiosa revista Environmental Science and Technology Letters. El Dr. Espejo publicó recientemente en la prestigiosa revista científica internacional, Nature, haciendo un llamado a realizar un estudio riguroso sobre las concentraciones ambientales de estos metales, los ciclos biogeoquímicos y los posibles riesgos para la salud humana y animal. Los resultados de los proyectos, servirán para tener una línea base ambiental de los elementos de tierras raras en ecosistemas sensibles como son los ríos de Chile y la Antártica. Esta información será útil para la generación de normas ambientales que regulen los niveles ambientales de estos elementos. Una mejor comprensión de los efectos de la extracción y el uso de elementos tecnológicos críticos ayudará a mitigar los riesgos para el medio ambiente y la salud humana en los países productores. Dr. Espejo indica que “es necesario ser proactivo, no esperar a que llegue a ser un problema medioambiental para actuar.”
Otra forma de poder mitigar los impactos ambientales de una minería extractiva de elementos de tierras raras es la recuperación de estos elementos de las basuras electrónicas. Sin embargo, esto es difícil de realizar para los elementos de tierras raras ya que se encuentran a muy bajas contracciones distribuidos en diversos componentes tecnológicos. Para ayudar a la recuperación de estos elementos de la basura electrónica es necesario potenciar una economía circular en la cual se pueda identificar claramente los compuestos y que estos se puedan volver a utilizar sin necesidad de descartarlos. Los elementos de tierras raras entregan esta gran oportunidad donde se puede demostrar que hemos aprendido de los problemas ambientales causados por la minería en el pasado y que estamos comprometidos con el desarrollo sustentable del país en el presente y futuro.