Así la UdeC implementó la educación a distancia, uno de los desafíos más grandes de su historia
En marzo, cuando los campus de la UdeC iban quedando vacíos, se puso en marcha el plan para trasladar todas las clases al modo virtual. Si bien ya existía experiencia e incluso algunas facultades ya habían implementado sistemas tras el estallido social, el desafío esta vez fue mayor: que todas las asignaturas de las 91 carreras de pregrado, además del postgrado, pudieran dictarse a través de plataformas digitales.
Es decir, que sus más de 25 mil estudiantes lograran continuar con sus clases, realizadas en un 100 por ciento de manera virtual.
A un mes de su implementación, este trabajo, que fue calificado por el Rector Carlos Saavedra como uno de los desafíos más grandes que ha enfrentado la institución en su historia, ha significado que tanto profesores como estudiantes hayan tenido que aprender sobre el uso de estas plataformas —Canvas y Teams— pero además, experimentar nuevas formas de comunicarse y de interactuar.
Para la Universidad, además del acompañamiento de los profesionales de la Dirección de Docencia y de las facultades y reparticiones, el cambio ha significado también un desafío financiero. Hasta el momento, se han invertido mil 374 millones de pesos en la resolución de problemas de conectividad de los estudiantes y la implementación de las clases online.
Esto se ha traducido, entre otras cosas, en la entrega de 3 mil 474 becas de conectividad (conexiones a Internet), y cerca de 500 notebooks en préstamo para quienes no contaban con el equipamiento.
En cuanto al factor humano de este cambio, en el caso de los académicos, se han realizado capacitaciones para un buen uso de las herramientas tecnológicas. Esto ha llevado a que hoy el 100% de ellos ha adoptado alguna forma de comunicación online con sus estudiantes, aunque con matices.
Desde IDEClab, su directora ejecutiva, Dra. Alejandra Maldonado Trapp, explica que hay distintas etapas en la transición de los profesores. Algunos todavía solo mandan sus presentaciones por la plataforma Infoda, mientras que otros ya preparan material como videos o infografías y generan debate con sus alumnos en las clases en tiempo real.
En general, dice, “se ha visto mucho avance en los académicos y académicas. Al principio había angustia en los mensajes y ahora se instala la idea del ‘voy a hacerlo’. Sus preguntas ya no son tanto sobre temas operativos. Hoy están mas enfocadas a la docencia, o en cómo puedo hacer una buena retroalimentación o evaluación”.
Maldonado comenta que también hay un equipo de apoyo dedicado a aquellos académicos que por distintas razones han tenido más problemas, ya sea por no manejarse con la tecnología o por tener una discapacidad que les dificulta el acceso.
La Directora de Docencia, Dra. Carolyn Fernández Branada, también hace una evaluación positiva. “Podemos decir con tranquilidad que el proceso del primer semestre del 2020 se ha iniciado y que está en desarrollo con un balance positivo. Todavía hay que corregir, modificar y revisar elementos para que todo vaya mejor; estamos resolviendo situaciones de conectividad de algunos estudiantes, pero en términos globales tenemos un contexto preparado, un grupo de docentes capacitados y en formación constante, y dichas capacitaciones han ido evolucionando, primero fueron sobre las plataformas y ahora tratan temas de educación virtual”.
La UdeC en contexto
Para todas las instituciones ha sido un desafío enorme y urgente el implementar algún tipo de conexión online para continuar las clases. Según datos del Consejo de Rectores, entidad a la que pertenece la UdeC, los planteles en su conjunto han debido desembolsar más de 16mil 500 millones de pesos para financiar todas las medidas que permitan continuar proveyendo del servicio educativo a sus estudiantes, en medio de la crisis sanitaria.
Esto, porque si bien algunas instituciones ya tenían proyectos de educación online, nadie estaba preparado para ponerla en práctica de la noche a la mañana. Ni siquiera en países desarrollados, como Estados Unidos, existía una masificación de esta estrategia. Según datos de 2018 de la consultora Mckinsey, solo el 18% de los estudiantes asistía a clases completamente online y apenas el 30% había tomado al menos un curso en modo digital.
En la Universidad de Concepción, desde inicios de 2019 se estaba trabajando desde la Dirección de Docencia para implementar modalidades online, que se pudieran incorporar de manera mixta con las clases presenciales.
De este esfuerzo nació IDEClab, un laboratorio de investigación e innovación educativa que hoy tiene a decenas de profesionales prestando apoyo para la implementación de las clases. La Directora de Docencia reconoce que el camino hacia una enseñanza mixta —virtual y presencial— ya había comenzado, pero que se esperaba contar con una propuesta acabada recién en 2021. La emergencia adelantó los planes.
“Viendo todo el esfuerzo realizado, sentimos que estamos en buen pie para proyectar la educación virtual, como una forma de trabajar en una modalidad mixta. Esto llegó para quedarse y sirve para modernizar los sistemas, mejorar el uso de recursos y tiempo, y organizar los procesos de enseñanza de manera distinta”, explicó.
Por ejemplo, se podría esperar que tras la vuelta a clases, una vez superada la emergencia, los profesores continúen preparando material y lo dejen a disposición de sus alumnos en las plataformas, para que la clase presencial sea de debate o de resolución de problemas.
Desde IDEClab postulan que la idea es avanzar hacia el blended learning o sistema mixto, en el que la actividad cara a cara sirva para implementar estrategias interactivas, mientras que las plataformas contengan la parte más pasiva de la clase, como la presentación de diapositivas o la charla del profesor.
En lo que ambas expertas de la UdeC coinciden, es que la vuelta a clases presenciales no será lo mismo y que las estrategias adoptadas en este momento, han servido para imaginar un futuro con una presencia cada vez mayor de la educación virtual en las estrategias de profesores y estudiantes.